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domingo, 18 de marzo de 2012

Banderas y su cine príncipe en el desierto

Mientras en su cabeza gira un postergado proyecto para llevar al cine la vida de Boabdil, reconocido como el último rey de Granada, el actor español Antonio Banderas se comenzó a ambientar en el mundo árabe con su más reciente estreno, la cinta El príncipe del desierto (Black Gold), que está en la cartelera nacional.
"Siempre me han interesado los temas relacionados con la cultura árabe. De hecho, llevo tiempo intentando poner en marcha un proyecto sobre la vida de Boabdil, que al mismo tiempo me permitiría reflexionar sobre la bipolaridad que existe en el mundo sobre una cultura que quizá sea la gran desconocida para nosotros los occidentales", explica Banderas.
El español pasó un día hablando con el director Jean-Jacques Annaud y al fin se convenció de interpretar a Emir Nesib, personaje al que no califica ni de bueno ni de malo, sino como "un hombre que se enfrenta a una situación límite que lo pone a prueba".
"Es el rey de un reino de miseria que un buen día descubre que está pisando sobre oro", explica. "Probablemente esa sea la historia de algunos dictadores, que se van enganchando en el brillo de una riqueza que en principio puede ser beneficiosa, pero que termina intoxicándolos y haciéndoles pagar un precio a medida que van pasando del 'nosotros' al 'yo'", añade Banderas.
Si bien el actor se siente atraído por la cultura árabe, y estudió bastante de ella para preparar su personaje, asegura que la película no es sobre ese mundo, sino "sobre el dinero como factor desestabilizador, distorsionador de la realidad y corruptor del ser humano".
Durante el rodaje en Túnez, Banderas se apegó a lugareños para aprender sus costumbres, a saludar o rezar. Su vínculo con ese país se reafirmó cuando, en pleno rodaje, comenzó una revolución.
"Lo vivimos con mucha emoción a medida de los acontecimientos. Cuando llegué a Túnez la cara del dirigente Ben Ali estaba por todas partes, parecía un personaje intocable y amado por su pueblo; al mes y medio estaba ya fuera del país". "Toda revolución no es un fin, sino un medio para llegar a un sitio", reflexiona.

Jean-Jacques Annaud quiso filmar a la antigua
El director de El príncipe del desierto asegura: "Me gustaba filmar en 3D cuando no era una moda". Jean-Jacques Annaud prefirió los paisajes reales de Túnez y miles de extras para la cinta, que protagoniza Antonio Banderas.
El realizador francés no es un despegado de las nuevas tecnologías, pero a la hora de filmar El príncipe del desierto no quiso forzar las cosas y prefirió tomar el camino a la antigua. “Ahora siento qué significa, que simplemente las películas no tienen una historia. Vendemos tecnología, pero no corazón", explica Annaud. Su forma de trabajar poco habitual quedó en evidencia cuando fue donde su amigo y habitual colaborador, el compositor James Horner, para mostrarle algunas imágenes en su computadora. "Él las miró y con su voz suave dijo, 'Jean-Jacques, ya nadie hace esto'. Y cuando le pregunté la razón, me respondió '¡No saben cómo hacerlo!'", recuerda Annaud.

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